Fabrica de chicas
Veronica Dema - La nacion
Ambas actrices se entienden y eso se traduce en estos intercambios con fuerte intensidad dramática. Las acrobacias emocionales que atraviesan por momentos una, por momentos otra, y que exponen a través de sus conversaciones intramuros se transmiten con crudeza al espectador.
La originalidad de la trama, la sensación que atrapa al espectador, es el modo en que se presenta lo masculino que se visualiza, justamente, por su ausencia. Todos los personajes masculinos aparecen cuando se develan a través del discurso de las protagonistas. Aparecen, en ausencia, cinco hombres a quienes nunca vemos, pero imaginamos.
Paula Sabatés - Pagina 12
“El de la violencia de género es un tema que me preocupó siempre. Tengo muchos amigos o conocidos que no tienen relaciones sanas con sus mujeres. Algunos hasta dicen que en cualquier momento van a hacer ‘la Gran Barreda’. Y me horroriza, así que siempre estoy reflexionando sobre esa cuestión”, confiesa Peluffo, que se asume fanático del universo femenino y de artistas que lo han retratado (como Bergman o García Lorca), y que ya está trabajando en una obra sobre otro tema que incumbe a la mujer, como es el del aborto. “Fábrica de chicas es eso mismo que dice su nombre: una radiografía sobre las chicas que se están fabricando, las que vamos a ver en las próximas generaciones”,
La obra que se presenta en Teatro El Damero refleja una problemática cada vez más presente en el debate cotidiano. Y lo hace desde el difícil ángulo de las mujeres que terminan justificando la violencia de género con argumentos propios del machismo puro y duro. Alma y Esther son víctimas de violencia de género, y eso se nota en todo lo que hacen.
Cultura/ Diario registrado
Con actuaciones contundentes y un espíritu reflexivo “Fábrica de Chicas” actualiza la escena porteña teatral y nos ofrece un universo que no tiene tiempo o espacio que no sea el de un presente triste donde el machismo devora psiquis y cuerpos.
Con una puesta despojada en la que predominan los grises apenas salpicados por el color de las cajas que arman Esther y Alma; “Fábrica de Chicas” nos pone en escena el famoso “sentido común” sobre la violencia de género para transformarlo en un monstruo de clichés y prejuicios y así devolvernos esa mirada en espejo sobre cómo las mujeres podemos lastimarnos a nosotras mismas.